Haciendo realidad lo imposible

Así se construye un avión capaz de volar, día tras día, noche tras noche, sin detenerse y sin ningún tipo de combustible.

Desde que el primer prototipo de Solar Impulse surcó los aires, cuando voló de Silicon Valley a Nueva York, en 2013, se han realizado numerosas pruebas, que permitieron introducir mejoras fundamentales para trazar el objetivo final de volar alrededor del mundo.

Con una envergadura de 72 metros, el Solar Impulse 2 es aún más ancho que un avión Boeing 747, y reparte un total de 17.248 células fotovoltaicas, cada una tan fina como un cabello, a lo largo de sus alas.

El fuselaje, ultraliviano y resistente, está construido con una revolucionaria técnica para el tratado de fibra de carbono. El material obtenido cubre al avión por completo, con láminas tres veces más ligeras que el papel. La propulsión está  a cargo de cuatro motores ultra-ligeros, que son un noventa por ciento más eficientes que los motores térmicos convencionales.

En total, el Solar Impulse 2 pesa 2.200 kilogramos, lo que lo erige como el avión más ligero jamás fabricado en la historia. Durante su recorrido alrededor del mundo, volará a una altitud de 8.500 metros, de día, y a 4.800 metros, de noche.

La cabina, ha sido especialmente diseñada para acomodar a los pilotos de la manera más conveniente, aunque algunos elementos de navegación debieron ser eliminados, para ahorrar espacio y peso. Por ejemplo, no existe calefacción ni aire acondicionado, una  omisión importante, si se considera que la temperatura exterior oscilará entre los 4 grados bajo cero y los 37 grados Celsius.

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